La conferencia de prensa ya terminaba y, en la última respuesta, Edgardo Bauza soltó una sonrisa para rematar una frase que pareció elegida: "Estamos preparando un partido en el que estamos solos... Estamos solos contra el mundo", dijo el entrenador de la selección argentina en el mundo interior del Mineirao, este templo del fútbol sudamericano que mañana será el escenario de otro Brasil-Argentina. Solos, en ese contexto, no se refería únicamente al dato objetivo de jugar como visitante.
Tal vez, la frase de Bauza estuvo destinada a apelar a esa vieja receta de buscar un enemigo afuera para fortalecerse adentro. Porque unos minutos antes había sido tajante respecto de la importancia de la reunión que el grupo había mantenido ayer, antes del entrenamiento: "Hubo una charla de 15 minutos, como cada vez que nos juntamos. En los medios se habló casi de que yo tenía que hacer de psicólogo. Los comentarios nos causaron mucha gracia, a los jugadores y a mí. Al equipo lo veo fuerte, bien, seguro de lo que quiere".
#Eliminatorias ¡Confirmado por Edgardo Bauza! Así saldrá @Argentina ante @CBF_Futebol pic.twitter.com/0jJM8s6UJY
— Selección Argentina (@Argentina) 9 de noviembre de 2016