El cigarrillo electrónico, que en realidad no es un cigarrillo, sino un aparato electrónico compuesto por una batería, una resistencia y un receptáculo para el líquido, le está dando un dolor de cabeza a las tabacaleras que no pueden frenar el creciente consumo de esta nueva manera de "fumar".
¿Cómo funcionan?
El receptáculo almacena un líquido que al presionar un botón, con la ayuda de la batería calienta una resistencia, y produce el vapor que aspira el usuario. Hay gran variedad de modelos que permiten regular la intensidad del vapor, con display electrónico, baterías para grandes rendiemientos de autonomía, etc, cambiando la sensación en cada aspirada. Lo cierto es que los que lo usan ya no hablan de fumar, sino de vapear.
Vapear no es sólo hechar humo, quizás una de las causas que más atrapan al vapeador es la degustación de diversos sabores que tienen lo líquidos: tabacos, frutales, dulces y porque no la combinación entre las variantes.
¿Precios?
Un cigarrillo electrónico de buena calidad ronda los $2000 en Argentina, que si bien para muchos es una "inversión costosa" inicialmente, luego se ahorra en líquidos y en salud por sobre todo.
Números en EEUU y Reino Unido
En Estados Unidos como en muchos otros países, el cigarrillo electrónico es furor, la venta va en continuo aumento. El testimonio de los vapeadores es casi unánime: dejaron de fumar. El mundo científico aún no se ha expedido en forma definitiva, pero sí ha dicho que "no hay evidencia" de que ese vapor sea nocivo. Según el Public Health England, organismo estatal del Reino Unido, "las estimaciones demuestran que los cigarrillos electrónicos son un 95% menos perjudiciales para la salud que los cigarrillos comunes".
En la Argentina
Si bien no estan autorizados por la Anmat se los puede adquirir sin problemas en diversos lugares del país, por lo tanto, el "vapeador argentino" no sólo se está volcando a esta novedosa actividad sino que a la vez está dejando el consumo de los cigarrillos convencionales, que enferman y matan.