La promesa de los beneficios físicos del ejercicio sin tener que pasar horas y horas en el gimnasio. Y todo gracias a una pequeña pastilla. Eso es lo que están investigando actualmente científicos del Instituto Salk de San Diego, tras el descubrimiento de una droga experimental que provocaba en ratones los beneficios similares a una sesión de ejercicio.
Lo que en un principio podría ser catalogado como la victoria del sedentarismo o un sueño para todas aquellas personas estresadas que no encuentran hueco para hacer deporte, también puede ser positivo para otro tipo de perfiles. Según los investigadores, dirigidos por Ronald Evans, esta pastilla podría ser de gran utilidad para personas con obesidad o con problemas graves de movilidad.
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Pruebas con ratones
Los científicos sometieron a dos grupos de ratones –uno tomó las pastillas y el otro no – a una serie de pruebas en la cinta de correr. Y encontraron que aquellos que se tomaron el medicamento, compuesto por una droga conocida como GW501516, eran más resistentes que los del grupo de control. En concreto, los ratones “dopados” consiguieron correr durante 270 minutos antes de ser víctimas del agotamiento, mientras que los otros solo aguantaron 160 minutos antes de desfallecer.
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Resultados
Ocho semanas después de comenzar el tratamiento, el equipo investigador analizó las consecuencias de la ingesta de pastillas en la salud de los ratones. El equipo de Evans averiguó que el fármaco había cambiado la actividad de casi 1.000 genes. Aquellos involucrados en la quema de grasa se volvieron más activos y los que convertían el azúcar en energía fueron suprimidos. Eso se tradujo en un aumento de la resistencia de los ratones, una reducción de peso y un mejor control de los niveles de glucosa en sangre.
¿Qué se puede esperar?
El estudio, publicado en Cell Metabolism, no es el primero que analiza la GW5O1516. Este compuesto fue descubierto en la década de los 90 y se utilizaba para tratar enfermedades cardiovasculares, pero la incidencia de cáncer en dosis altas hizo que se abandonara. Ahora, más de 20 años después de esos primeros intentos, investigaciones como estas podrían devolver a este fármaco a la práctica clínica.
Y mientras hay quienes defienden sus propiedades y otros creen que nunca se llegaría a aprobar por la posibilidad de un mal uso en dosis altas, algunos se muestran cautelosos. Por ejemplo, Louise MacKenzie, farmacóloga de la Universidad de Herfordshire, que cree que el GW501516 es un buen punto de partida en el tratamiento de enfermedades. “Puedo ver un futuro en el que se resuelvan los problemas. Solo tienes que tener los suficientes científicos inteligentes trabajando en ello”, declaró a The Guardian.