Aunque no seamos siempre conscientes de ello, estamos diariamente en contacto con una gran cantidad desustancias químicas que se encuentran en el aire, el agua, los alimentos y otros productos de consumo cotidiano, que son imperceptibles a nuestros sentidos pero peligrosas.
Algunas enfermedades o trastornos como el asma, la infertilidad, el Parkinson, la pubertad precoz, la obesidad, la diabetes y el cáncer, entre otras, están vinculadas a estas sustancias químicas y contaminantes.
Aunque algunas toxinas pueden evitarse al leer la etiqueta de los productos de uso diario, o fabricándolos tú mismo, también pueden acumularse en el ambiente. Las sustancias químicas se usan en muchos productos de consumo sin un análisis de seguridad adecuado, o directamente sin él.
Muchas de estas sustancias químicas son lo que se denomina “disruptores endócrinos”, que afectan las funciones hormonales (que intervienen en el metabolismo, la reproducción, el crecimiento y el desarrollo), siendo similares a nivel estructural a las hormonas sexuales naturales como el estrógeno.
El Dr. Nicolas Olea, de la Universidad de Granada, explica que: “Se trata de sustancias químicas, de contaminantes ambientales, generalmente hechas por el hombre y la industria del hombre y que una vez dentro del organismo modifican el equilibrio de las hormonas. Las hormonas, como se sabe bien son mediadores químicos que conectan un órgano con otro y mandan señales químicas. Estas señales pueden ser interferidas, aumentadas o disminuidas por otro compuesto químico que utiliza o que se planta en su lugar”.
Se cree que la exposición a estas sustancias químicas comienza en el útero materno, y afecta más a los bebés y niños pequeños. Además, con el paso del tiempo, se van acumulando en el cuerpo.
La Dra. Marisa López-Teijón, del Instituto Marqués de Barcelona explica que: “El organismo humano, cuando se diseñó, no estaba previsto que supiera eliminar el metacrilato o que supiera eliminar el plástico. Todas estas sustancias se quedan dentro del organismo acumuladas porque no las puede degradar, lo mismo que cuando vemos una bolsa de plástico en medio del agua del mar. Sigue nadando pero no hay posibilidad de que la naturaleza sepa cómo eliminarlo”.
¿Cuáles son los peores disruptores endócrinos?
En 2013, el Grupo de Trabajo Ambiental (EWG) elaboró un listado de las 12 peores sustancias químicas destructoras hormonales:
- Bisfenol-A (BPA)
- Perclorato
- Arsénico
- Dioxina
- Retardantes de llama
- Sustancias químicas perfluoradas (PFC)
- Atrazina
- Plomo
- Pesticidas organofosforados
- Ftalatos
- Mercurio
- Éteres de glicol
Si bien no es posible evitar por completo todas las sustancias químicas y contaminantes, puedes ayudar a minimizar el contacto con ellas.
¿Cómo hacer para reducir la exposición a estas sustancias?
- Consume productos orgánicos, libres de pesticidas químicos.
- Evita los productos lácteos.
- Evita alimentos procesados.
- Escoge las botellas de vidrio en lugar de los envases plásticos o las latas (los químicos se filtran hacia el contenido).
- Usa biberón de vidrio para los niños.
- Guarda tus productos en envases de vidrio.
- Usa utensilios de cerámica o vidrio para cocinar.
- Filtra el agua que usas para bañarte y beber, ya que durante la ducha la piel también absorbe contaminantes.
- Consume productos elaborados por empresas respetuosas con el ambiente: alimentos, productos de cuidado personal, materiales de construcción, pinturas y demás.
- Evita los juguetes plásticos para niños.
- Usa productos naturales de limpieza o hazlos tú mismo.
- Escoge pasta dental, shampoo y desodorante orgánicos.
- Escoge la copa menstrual en lugar de los apósitos femeninos.
- Usa productos de cosmética sin fragancia.
- Evita alimentos envasados con film.