Lionel Messi le envió a la FIFA el 27 de marzo (antes de que se conociera la suspensión de cuatro fechas), desde Santa Cruz de la Sierra, dirigida a la señora Alejandra Salmerón García, Secretaria Adjunta de la Comisión Disciplinaria de la FIFA.
En el tercer punto, dice: “Niego en forma terminante haber ofendido al árbitro asistente 1 en el partido versus Chile, ni mucho menos que mi conducta encuadre dentro de lo normado por el art. 57 del Código Disciplinario de FIFA”.
Además, la contestación, que lleva la firma y el número de pasaporte (del puño de Leo), a la notificación enviada por FIFA, agrega: “El árbitro asistente 1, de nacionalidad brasileña, entendía perfectamente lo que yo decía, a tal punto que hemos conversado de manera amigable sin que ningún momento mis dichos hayan ofendido o injuriado al árbitro”.
Y finaliza aclarando que “demás está decir que si alguno de mis dichos hubieran incomodado al árbitro asistente 1 jamás fueron dirigidos a su persona sino que fueron dichos al aire y desde ya pido disculpas por ello”.
La sanción salió el martes, el día posterior a la carta, y fue de cuatro fechas. Ahora la AFA prepara la apelación que presentaría entre este viernes y la semana que viene en la Comisión de Apelaciones de la FIFA. Los directivos harán hincapié en dos puntos: 1) el árbitro entendió lo que Messi le decía, pero aun así decidió no informarlo, por lo que se entiende que no hubo intención de ofender al árbitro asistente 1 si no que interpretó que era una expresión de fastidio del jugador. Y 2) la AFA va a objetar la actuación de oficio porque dicha intervención del Comité Disciplinario debe realizarse si el árbitro no vio la acción, y en este caso comprendió el diálogo con Messi y sin embargo no lo informó.