Dicen que Edgardo "El Patón" Bauza cayó bien, pero aún Miguel Russo, Jorge Sampaoli y el impredecible Marcelo Bielsa mantienen sus chances de suceder a Gerardo Martino en la Selección. El debate es apasionante para los futboleros. Sin embargo, el tema que hoy acapara más atención entre los hinchas no es la principal preocupación de Armando Pérez.
El hombre elegido por la FIFA y el gobierno nacional para "normalizar" el fútbol argentino hace equilibrio para sostener una comisión que estuvo muy cerca de volar por los aires el jueves por la tarde, pocas horas antes de su presentación en sociedad.
Pablo Toviggino es presidente del Consejo Federal y flamante tesorero de la nueva dirigencia de transición. Bajo su órbita hay 210 ligas del interior en las que se concentran 3000 clubes. Ostenta una importantísima representatividad, pero hasta ahora su teléfono no había sonado tantas veces como la semana pasada.
Su número se transformó en el preferido de Hugo Moyano yClaudio "Chiqui" Tapia, dos pesos pesado. Los presidentes de Independiente y Atlético Barracas Central hicieron lo posible (y un poco más) para dejarle en claro que la Comisión Normalizadora no cuenta con el aval de la mayoría de los clubes. Tal fue el grado de presión que Toviggino intentó renunciar, pero no lo dejaron.
Las noticias malas corren rápido y en cuanto circuló la versión de que la Comisión podía quedar trunca inmediatamente llamaron desde la oficina de Ganni Infantino para explicarle a Toviggino que la dimisión no era una opción. Su salida hubiera sido aún más grave que el papelonezco 38 a 38 del año pasado entre Marcelo Tinelli y Luis Segura.
Si bien la FIFA tiene a la AFA bajo la lupa, hoy no hay margen para que la Federación que representa al equipo de Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, se quede afuera de la Copa de Rusia 2018. Es por ello que hace todo lo que está a su alcance para evitar nuevos escándalos que deriven en una sanción que pudiera repercutir en los intereses deportivos de la selección argentina.
El desafío es complejo. Los dirigentes de la UEFA -federación que une a los países europeos- están convencidos de que en Latinoamérica están los principales responsables del escándalo de corrupción que sacudió los cimientos del fútbol mundial y tuvo repercusiones impensadas como la caída de Joseph Blatter y la detención de varios intocables. Se imaginan incluso una investigación sobre la Conmebol de características similares al histórico mani pulite italiano.
Que la FIFA destine sus esfuerzos a evitar que el fútbol sudamericano sucumba ante un nuevo escándalo no le impide asombrarse ante algunas cosas llamativas que siguen sucediendo en el sur de América. Por ejemplo, todavía no pueden creer los datos que leyeron en la prensa argentina sobre Carolina Cristinziano, otra integrante de la Comisión Normalizadora.
Rosarina, de 40 años, la mujer admitió en una entrevista que le encanta "entrar a los tiros" a la cancha junto a la barra brava. También disfruta de pelearse con la Policía. Quizás en la Argentina ya no sorprende que un dirigente que debiera tener una conducta intachable ostente tales antecedentes, pero a nivel internacional provoca cierto escozor.
Tampoco agrada en la FIFA que la esposa del ex futbolista Gonzalo Belloso esté ligada al Grupo Mascardi, una empresa dedicada a representar jugadores que mantiene un juicio vigente con la AFA. La contraposición de intereses es tan disparatada como inquietante. Por las críticas, Cristinziano regresó a Asunción, su segunda ciudad, donde en los últimos años se desempeñó como asesora de Conmebol. Algunos creen que quizás no regrese a Buenos Aires.
Carolina Cristinziano, la normalizadora del fútbol que le gusta entrar a la cancha “a los tiros”
El vicepresidente de la Comisión es Javier Medín, secretario de Asuntos Legales de Boca. Por su pertenencia al club de la Ribera se lo asoció con Daniel Angelici, pero tiene vínculos más fuertes con Orlando Salvestrini. Se conocieron en SOCMA, empresa de la familia del presidente Mauricio Macri.
Su llegada a Macri le abrió las puertas del fútbol, donde forjó relaciones con varios poderosos. En esa lista se encuentra Guillermo Tofoni, el empresario que organiza los amistosos de la Selección. Medín defendió los negocios de Tofoni como abogado y esa cercanía también podría representar una incompatibilidad con sus funciones como "normalizador" del fútbol argentino. Los antecedentes de Cristinziano y los negocios de Medín ya están bajo la lupa de la comisión de Asuntos Legales de la FIFA.
Esta semana -probablemente el lunes- llegará a la AFA una comunicación oficial de la FIFA con detalles sobre el funcionamiento de la Comisión Normalizadora. El organismo rector del fútbol mundial reivindicará las facultades del Tribunal de Disciplina para intervenir en cuestiones internas. Quiere que el organismo se transforme en un dique de contención de los problemas argentinos.
La Comisión Normalizadora tiene otro foco de conflicto abierto. Disgustados con el reparto de cargos, los clubes grandes le declararon la guerra. Este grupo de dirigentes está liderado por el presidente de River, Rodolfo Donofrio, y tiene entre sus integrantes a Tinelli, Angelici y Blanco. No sólo están molestos porque no se sienten representados por la nueva conducción, sino que sienten que se quedaron con las manos vacías luego de que fracasara el plan de la Superliga. ¿Se puede ordenar el fútbol sin el respaldo de los clubes más poderosos? Parece difícil.