Un 0 a 0 lánguido había dejado preocupación. River no le pudo ganar a Unión de local y su juego no despertó ilusiones. Más allá de que habían faltado algunos titulares, no se encontraban demasiados elementos como para imaginar un cambio repentino. Y las chances de pelear el torneo parecían esfumarse. Como Boca había ganado un día antes (2-0 a Banfield), River quedaba a 11 puntos del líder. Sin embargo, todo cambió en Medellín, tres días más tarde. Y dos meses y medio después, Marcelo Gallardo se encuentra realizado. Es que logró lo que buscan los técnicos con sus equipos: que todo lo que se ensaye salga bien en el momento de la función. Y que esa obra, además, genere una afinidad con el público. “La gente se identificó. Con eso ya ganamos, que el hincha se sienta a gusto y se ilusione. Ahora dejaremos todas las energías para obtener el campeonato”, afirmó Gallardo en Tucumán.
“Nos hace falta un clic”. El 1° de marzo el DT de River recibió a Clarín en Ezeiza y en esa frase, luego de una hora de charla, sintetizó lo que su equi po necesitaba para enderezar el barco. El Muñeco estaba en la búsqueda de algo nuevo. “Desde el juego yo creo que podemos dar mucho más y hasta ahora no fue así. Estoy tratando de que lo que se genere se pueda concretar. Como pasó al principio de nuestro ciclo, que tuvimos partidos que no fueron buenos y después el equipo apareció en un partido con Central: ahí cambió todo”, reflexionó. Cuando habló del comienzo de su ciclo se refería a aquellos primeros partidos como DT millonario. Los dos primeros fueron flojos. En el debut oficial, contra Ferro en Salta por la Copa Argentina 2014, igualó 0 a 0 y avanzó por penales. Y en la primera fecha del torneo, empató 1 a 1 con Gimnasia en La Plata. Una semana después, el 2 a 0 con Central en Núñez no sólo fue un buen triunfo. Marcó un antes y un después. River volvió a usar la galera y el bastón. Y aquel equipo terminó generando la admiración de sus hinchas mucho antes de que empezaran a llegar los títulos: Sudamericana, Recopa, Libertadores y Suruga.
Pero desde aquel regreso de Japón, el juego del equipo cayó. Y la transición para reinventarse se prolongó casi un año y medio. El semestre pasado consiguió los dos objetivos: la Recopa Sudamericana y la Copa Argentina, aunque faltaba algo. Gallardo sentía que necesitaba “un poco más” para estar completo.
Hasta que se produjo una situación similar a la del comienzo de su ciclo. Después del 0-3 con Lanús en la Supercopa Argentina y el empate frente a Unión, River se transformó. Y a partir de aquella noche del 15 de marzo en Medellín, ganó 13 encuentros, empató 3 y sólo perdió 1, entre Copa y campeonato. En el certamen local, lleva 13 partidos invicto (con 10 victorias y 3 empates). Y de visitante acumula 10 triunfos consecutivos.
“El semestre es muy bueno. Estamos pasando por un buen momento en resultados y juego. Fuimos aceitando el funcionamiento y los jugadores se fueron soltando y sintiéndose cómodos, con confianza. Vamos a pelear porque Boca nos dio la posibilidad, pero mas allá de lo que pase, no va a opacar lo que hicimos. Creímos en una idea que se fue construyendo”, explicó Napoleón. Y agregó: “A mis jugadores les pido que disfruten estos partidos porque lo que vienen haciendo es espectacular”. Quizás ahí esté la principal razón del momento que vive River, a diferencia de lo que ocurre en Boca.